Sin duda uno de los días más pesados de toda la semana es el día de limpieza (por lo regular cae en sábado o domingo). Y es que desde que adquirí la caja de plástico que ahora es hogar de Mikey y Leo (originalmente también era de Rafa pero ya todos sabemos en que resultó aquello: se dijeron cosas, hubo mordiscos, en fin), vaciar cerca de 70 litros de agua y volver a llenar tremendo espacio cubeta a cubeta, es verdaderamente una tarea titánica.
Aquí quiero hacer un paréntesis para darle crédito a mi hermana ya que ella fue la primera en llevar a cabo tan ardua labor cuando recién estábamos en proceso de mudanza para los 3 mosqueteros.
Bien, volviendo al tema que nos compete. Conforme han pasado numerosos días de limpieza he ido agarrando callo y encontrando formas más sencillas de hacer las cosas (y es que las tortugas no son precisamente los animalitos más limpios del mundo, por lo que los días de limpieza son frecuentes y más si no se cuenta con un buen filtro... por fortuna ese no es mi caso). Por ejemplo, para hacer el vaciado del acuaterrario uno pensaría que necesita de algún instrumento místico, mágico y musical para hacer el trabajo, y no, lo único que se necesita es un pedazo de manguera (que pueden conseguir en cualquier ferretería) lo suficientemente largo como para poder llevar el agua del acuaterrario hasta el desagüe más cercano (yo en lo particulas tengo una de 3 metros que muestro a continuación).
Ahora bien, para que la manguera nos ayude a succionar hasta el último pedazo de excremento y residuos de comida (las tortugas no se caracterizan por ser los animalitos más limpios del mundo), tendremos que llenar la manguera con agua para sacar todo el aire de la misma. Posterior a eso debemos colocar nuestros dedos en ambas boquillas para generar vacío en la manguera. Finalmente basta con introducir uno de los extremos en el agua de nuestro acuaterrario y el otro a una cubeta, retirar nuestros dedos de ambas boquillas y ¡listo! a esperar a que suceda la magia. A mi normalmente me lleva de 4 a 5 cubetas el vaciar absolutamente toda el agua sucia de mis pequeñines por lo que repito el mismo proceso una y otra vez hasta terminar.
Después de vaciar el acuaterrario y de limpiar las paredes del mismo, sigue la parte más tediosa que es la de volverlo a llenar. Por desgracia aún no he conseguido una manguera que tenga las características que estoy buscando para hacer del día de limpieza un día de campo, pero bueno, ad interim, no me queda más que recurrir a una serie interminable de cubetazos que van a terminar por transformar mis brazos en armas letales.
Como paso final, pero no menos importante, hay que preparar esa agua que acabamos de verter en nuestro acuaterrario para que sea apta para nuestras tortugas. Aunque no lo crean el agua que sale de nuestros grifos contiene altas cantidades de cloro y esto irrita los ojitos de nuestros pequeñines. Por lo tanto hay que recurrir a productos que nos ayuden a eliminar ese cloro y a brindarles un espacio saludable. Hasta hace unos días yo usaba un líquido anti-cloro que había comprado para el último de la dinastía Borby (pez beta) pero ayer que fui de "shopping" a la Jungla de Timo de San Agustín (mi tienda de mascotas predilecta hasta el momento), me recomendaron otro liquidito que actúa mucho más rápido en el agua y es especial para tortugas y otros reptiles.
El líquido del que hablo es el que está al lado derecho (10 ml por cada 38 litros de agua). El del lado izquierdo es otro liquido que tiene Vitamina A, la cual ayuda a prevenir algunos problemas que pueden presentarse en los párpados de nuestras tortugas.
Y antes de regresar a mis animalitos a su acuaterrario, algo que he estado haciendo, por recomendación del veterinario, es el tallar el caparazón de mis pequeñines con un cepillo de dientes de cerdas suaves para limpiarlo de cualquier cosa que pueda habérsele pegado a su escudo protector mientras nadaban en sus propios desechos (cosa que no podemos evitar).
Gracias por su atención y ¡hasta la próxima!
No hay comentarios:
Publicar un comentario